La atención, entendida como el proceso mediante el cual un individuo enfoca su mente en un estímulo específico, ha sido estudiada desde múltiples perspectivas en la historia de la psicología. Uno de los enfoques más influyentes en la comprensión del desarrollo cognitivo infantil proviene de Jean Piaget, quien no solo analizó cómo los niños aprenden, sino también cómo su capacidad de concentrarse y enfocarse evoluciona a lo largo de las etapas del desarrollo. En este artículo exploraremos qué es la atención según Piaget, profundizando en los conceptos que el psicólogo suizo desarrolló al respecto, cómo se relaciona con su teoría del desarrollo cognitivo y qué implicaciones tiene para la educación y el aprendizaje infantil.
¿Qué es la atención según Piaget?
Jean Piaget, reconocido como uno de los fundadores de la psicología genética, estudió cómo los niños construyen su comprensión del mundo a través de la interacción con su entorno. Para él, la atención no es un proceso estático, sino que se desarrolla progresivamente, de manera estrechamente ligada a los cambios en la estructura cognitiva del individuo. Piaget observó que, en las primeras etapas de la vida, los niños tienden a ser hipersensibles a estímulos externos, pero con el tiempo, desarrollan una capacidad de selección y organización mental que les permite enfocarse en objetos o tareas específicas.
Según Piaget, la atención evoluciona junto con las estructuras cognitivas. En la etapa sensoriomotora, los bebés están fascinados por movimientos repetitivos o sonidos llamativos. En la etapa preoperatoria, los niños se centran en aspectos concretos de los objetos, sin poder considerar múltiples dimensiones al mismo tiempo. Finalmente, en las etapas concretas y formales, los niños son capaces de mantener la atención en tareas complejas, planificar y organizar mentalmente su acción.
Un dato interesante es que Piaget no consideraba la atención como una habilidad aislada, sino como parte de un sistema más amplio de procesamiento sensorial y cognitivo. Su enfoque constructivista nos invita a ver la atención como un producto activo del desarrollo, no como una reacción pasiva a los estímulos.
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La evolución de la atención en el desarrollo infantil
En la teoría de Piaget, el desarrollo cognitivo está dividido en cuatro etapas principales: sensoriomotora (0–2 años), preoperatoria (2–7 años), de operaciones concretas (7–11 años) y de operaciones formales (11 años en adelante). Cada una de estas etapas no solo representa un avance en el razonamiento lógico, sino también en la capacidad de atención.
En la etapa sensoriomotora, el niño está profundamente absorbido por los estímulos sensoriales. Su atención es fugaz y se centra en lo que percibe de manera inmediata. Por ejemplo, un bebé puede fijar su mirada en una luz brillante o en una figura que se mueve rápidamente. A medida que desarrolla la coordinación sensoriomotora, empieza a dirigir su atención de manera más intencional, explorando el entorno con sus manos y ojos.
En la etapa preoperatoria, el niño comienza a construir representaciones mentales del mundo, lo que le permite mantener la atención en objetos no presentes. Sin embargo, su atención sigue siendo centrada en un solo aspecto del objeto o situación, un fenómeno que Piaget llamó egocentrismo y focalización. En esta fase, es común que el niño ignore otros elementos del entorno, enfocándose únicamente en lo que le interesa en ese momento.
La atención y la adaptación según Piaget
Otro aspecto clave en la teoría de Piaget es la noción de adaptación, que se compone de dos procesos: asimilación y acomodación. La asimilación implica integrar nueva información a esquemas existentes, mientras que la acomodación implica modificar esos esquemas para adaptarse a nuevas experiencias. La atención, en este contexto, no es solo un mecanismo de recepción de información, sino también un proceso activo de selección y organización de estímulos relevantes para la construcción del conocimiento.
Por ejemplo, un niño pequeño puede asimilar una nueva juguete dentro de su esquema de jugar con objetos, pero si el juguete tiene una función que no había experimentado antes, como sonar o moverse, deberá acomodar su esquema para incorporar esta nueva característica. Este proceso de asimilación y acomodación está estrechamente vinculado con la capacidad de atención, ya que ambos dependen de la interacción activa con el entorno.
Ejemplos de atención según Piaget en diferentes etapas
- Etapa sensoriomotora (0–2 años): Un bebé de 6 meses puede fijar su atención en una pelota que se mueve a través de su campo visual. Algunos días más tarde, puede intentar agarrarla, mostrando una atención más activa y orientada hacia un objetivo.
- Etapa preoperatoria (2–7 años): Un niño de 4 años puede estar completamente absorto en un dibujo, ignorando a su alrededor. Si se le pide que pinte un coche, lo hará sin preocuparse por los colores o la proporción, ya que su atención está centrada en el acto de pintar, no en el resultado.
- Etapa de operaciones concretas (7–11 años): Un niño de 8 años puede resolver un rompecabezas de 10 piezas manteniendo la atención durante varios minutos. Puede seguir instrucciones y ajustar su estrategia si se equivoca, lo que indica una mayor organización de la atención.
- Etapa de operaciones formales (11 años en adelante): Un adolescente puede leer un libro de historia por una hora, manteniendo la atención a pesar de interrupciones externas. Puede analizar el contenido, hacer conexiones con otros temas y organizar mentalmente lo que ha leído.
La atención y el constructivismo en la teoría de Piaget
Para Piaget, la atención no se desarrolla de forma aislada, sino como parte de un proceso más amplio de construcción del conocimiento. En su enfoque constructivista, el niño no es un espectador pasivo de la realidad, sino un constructor activo que interacciona con su entorno. La atención, por tanto, no es simplemente una habilidad de observación, sino un mecanismo mediante el cual el niño selecciona, organiza y da sentido a la información que recibe.
Este proceso es dinámico y depende de la madurez cognitiva del niño. En etapas más tempranas, la atención es más reactiva, es decir, se centra en lo que llama la atención de forma inmediata. A medida que el niño crece, su atención se vuelve más selectiva y controlada, lo que le permite enfocarse en tareas complejas que requieren planificación y organización.
Un ejemplo de esto es el trabajo de Piaget con el concepto de conservación, donde demostró que los niños pequeños no pueden mantener la atención en múltiples aspectos de un objeto al mismo tiempo. Por ejemplo, si se les muestra dos vasos con la misma cantidad de agua, y luego se vierte el agua de uno a otro vaso de forma diferente, los niños preoperatorios creen que la cantidad ha cambiado, porque su atención está centrada en la forma, no en el volumen.
La atención según Piaget en la educación infantil
La teoría de Piaget tiene importantes implicaciones para la educación infantil, especialmente en relación con la atención. Al entender que la atención se desarrolla progresivamente, los educadores pueden adaptar sus estrategias a las capacidades de los niños en cada etapa de desarrollo. Por ejemplo:
- Para niños en la etapa sensoriomotora, es esencial ofrecer estímulos sensoriales variados y actividades que fomenten la exploración con las manos y los ojos.
- En la etapa preoperatoria, los niños necesitan actividades que les permitan expresar su imaginación y explorar sus intereses concretos, sin exigirles tareas que requieran atención dividida.
- En la etapa de operaciones concretas, los niños pueden mantener la atención en tareas estructuradas y secuenciadas, lo que permite introducirles en actividades que requieran organización y planificación.
- En la etapa formal, los adolescentes pueden manejar tareas complejas que requieren atención sostenida, análisis y razonamiento lógico.
Estos principios educativos basados en la teoría de Piaget no solo mejoran la atención, sino también el aprendizaje significativo, ya que respetan el ritmo y las necesidades individuales de cada niño.
Cómo Piaget explicó la atención sin usar el término
Jean Piaget, aunque no usó frecuentemente el término atención en sus trabajos, lo describió de manera implícita a través de conceptos como focalización, centración y selectividad sensorial. Estos términos reflejan cómo los niños se enfocan en un estímulo específico, ignorando otros, y cómo esta capacidad evoluciona con el desarrollo cognitivo.
En sus observaciones, Piaget notó que los niños pequeños tienden a enfocarse en un solo aspecto de un objeto, sin poder considerar otros simultáneamente. Por ejemplo, un niño puede fijarse en el color de una pelota, sin prestar atención a su tamaño o forma. Este fenómeno, que Piaget llamó centración, es una manifestación de la limitada capacidad de atención en las primeras etapas del desarrollo.
Con el tiempo, los niños desarrollan una mayor capacidad de atención dividida, lo que les permite considerar múltiples aspectos de un objeto o situación al mismo tiempo. Este avance no se da de forma automática, sino como resultado de la interacción con el entorno y la maduración de las estructuras cognitivas.
¿Para qué sirve la atención según Piaget?
Según Piaget, la atención no es solo una habilidad de concentración, sino un mecanismo esencial para la construcción del conocimiento. A través de la atención, los niños seleccionan la información relevante de su entorno, la procesan y la integran en sus esquemas mentales. Esto les permite aprender, resolver problemas y adaptarse a nuevas situaciones.
Un ejemplo claro es el desarrollo del concepto de causa y efecto. Un niño pequeño puede observar que al tirar un juguete, este cae al suelo. Si su atención es lo suficientemente sostenida, puede repetir la acción varias veces, notar el patrón y construir una comprensión de la gravedad. Este proceso no es posible sin una atención activa y constante.
Asimismo, la atención es crucial para el aprendizaje social. Cuando los niños prestan atención a las acciones y emociones de otros, pueden imitar comportamientos, entender intenciones y desarrollar empatía. En este sentido, la atención según Piaget no solo es cognitiva, sino también social y emocional.
Atención y concentración en la teoría de Piaget
La concentración, entendida como la capacidad de mantener la atención en una tarea específica, es un aspecto clave en la teoría de Piaget. Mientras que en las etapas iniciales del desarrollo la concentración es breve y dependiente del estímulo, con el tiempo los niños desarrollan una mayor capacidad de mantener su atención en actividades más complejas.
Este desarrollo está estrechamente ligado a la madurez del sistema nervioso y al perfeccionamiento de los esquemas mentales. Por ejemplo, un niño en la etapa de operaciones concretas puede concentrarse en resolver un rompecabezas de 20 piezas, mientras que otro en la etapa preoperatoria puede abandonar la tarea rápidamente si no logra un resultado inmediato.
La concentración también está relacionada con la motivación. Los niños son más propensos a concentrarse en actividades que les interesan o que les resultan desafiantes, pero no imposibles. Por eso, los educadores deben diseñar tareas que estén alineadas con las capacidades y los intereses de los niños, para fomentar una atención sostenida y productiva.
El papel del entorno en el desarrollo de la atención según Piaget
Para Piaget, el entorno no solo influye en la atención, sino que es un factor esencial para su desarrollo. Los niños aprenden y construyen conocimiento a través de la interacción con su mundo físico y social. Esta interacción no solo estimula la curiosidad, sino que también fomenta la capacidad de atención.
Un entorno rico en estímulos variados, como juguetes, libros, personas y actividades prácticas, permite al niño explorar, experimentar y mantener su atención en múltiples tareas. Por otro lado, un entorno monótono o sobrecargado puede ser perjudicial, ya que puede saturar al niño o no ofrecerle suficiente desafío para mantener su atención.
Además, la interacción social juega un papel crucial. Cuando los niños juegan con otros niños o reciben orientación de adultos, desarrollan habilidades de atención dividida, comunicación y resolución de problemas. Estas interacciones no solo mejoran la atención, sino que también promueven el desarrollo cognitivo general.
El significado de la atención según Piaget
Para Piaget, la atención no es solo un proceso pasivo de recepción de información, sino una actividad activa de selección, organización y procesamiento mental. Su enfoque constructivista nos invita a ver la atención como un componente esencial del desarrollo cognitivo, que se construye a través de la interacción con el entorno.
En este sentido, la atención no es una habilidad que se adquiere de forma aislada, sino que se desarrolla junto con otras capacidades cognitivas, como la memoria, el razonamiento y el lenguaje. A medida que los niños crecen, su capacidad de atención se vuelve más flexible, permitiéndoles enfocarse en tareas complejas, planificar estrategias y resolver problemas de manera más eficiente.
Este enfoque tiene importantes implicaciones para la educación, ya que sugiere que los adultos deben crear entornos estimulantes, respetuosos con el ritmo de desarrollo de cada niño y que favorezcan la exploración y la autonomía. Solo así se puede fomentar una atención sostenida y significativa.
¿De dónde proviene el concepto de atención según Piaget?
El concepto de atención en la teoría de Piaget no surge de una tradición filosófica o psicológica específica, sino que está arraigado en su enfoque constructivista del desarrollo cognitivo. Influenciado por la biología y la filosofía, Piaget ve al niño como un ser activo que se adapta al mundo a través de la interacción con su entorno. Esta adaptación no es pasiva, sino que implica un proceso de equilibrio entre lo que el niño ya conoce (los esquemas) y lo nuevo que experimenta.
Su enfoque se basa en observaciones directas de niños en distintas etapas del desarrollo, lo que le permitió identificar patrones comunes en la evolución de la atención. A diferencia de otros teóricos que veían la atención como una función fija o innata, Piaget la consideraba una capacidad que se construye a lo largo del desarrollo, de manera estrechamente ligada a la maduración cognitiva.
Este enfoque revolucionario marcó un antes y un después en la psicología infantil, ya que no solo explicaba cómo los niños aprenden, sino también cómo su forma de prestar atención cambia con el tiempo.
La atención y la construcción del conocimiento
Uno de los aportes más importantes de Piaget es la idea de que el conocimiento no se transmite de forma directa, sino que se construye a través de la interacción con el entorno. La atención, en este contexto, no es solo un mecanismo de recepción de información, sino un proceso activo de selección y organización de estímulos relevantes.
Por ejemplo, cuando un niño observa un pájaro y lo sigue con la mirada, no solo está prestando atención al pájaro, sino que está construyendo una representación mental de lo que es un pájaro, cómo se mueve, qué aspecto tiene, etc. Este proceso de construcción del conocimiento es gradual y depende de la capacidad del niño para mantener su atención en una actividad o estímulo.
Este enfoque constructivista tiene implicaciones profundas para la educación, ya que sugiere que los niños no son recipiente pasivos de información, sino constructores activos de su conocimiento. Para facilitar este proceso, los adultos deben proporcionar un entorno enriquecedor, que estimule la curiosidad y permita al niño explorar, experimentar y mantener su atención en actividades significativas.
¿Cómo se relaciona la atención con las etapas del desarrollo según Piaget?
La atención se desarrolla de manera estrechamente ligada a las etapas de desarrollo cognitivo que propuso Piaget. Cada etapa representa un avance en la capacidad del niño para procesar información, resolver problemas y mantener la atención en tareas cada vez más complejas.
En la etapa sensoriomotora, la atención es reactiva y dependiente del estímulo inmediato. En la etapa preoperatoria, los niños comienzan a construir representaciones mentales, lo que les permite mantener la atención en objetos no presentes. En la etapa de operaciones concretas, los niños pueden planificar y organizar su atención en tareas estructuradas. Finalmente, en la etapa formal, los adolescentes son capaces de mantener una atención sostenida en actividades abstractas y complejas.
Este desarrollo progresivo de la atención no solo refleja cambios en la estructura cognitiva, sino también en la madurez del sistema nervioso y en la capacidad del niño para interactuar con su entorno. Por tanto, es fundamental considerar esta evolución al diseñar actividades educativas y estimular el desarrollo infantil de manera adecuada.
Cómo usar la atención según Piaget en la práctica educativa
Para aplicar los principios de Piaget en la educación, es esencial diseñar actividades que estén alineadas con las capacidades de atención de los niños en cada etapa del desarrollo. Algunas estrategias incluyen:
- Ofrecer estímulos variados y significativos: Los niños son más propensos a prestar atención a actividades que les resultan interesantes y desafiantes.
- Fomentar la exploración activa: Permitir a los niños manipular objetos, experimentar y resolver problemas por sí mismos.
- Crear un entorno organizado y estimulante: Un espacio bien estructurado facilita la atención sostenida y reduce distracciones innecesarias.
- Promover la interacción social: Las actividades colaborativas fomentan la atención dividida y la comunicación.
- Respetar el ritmo de cada niño: No todos los niños desarrollan su atención al mismo tiempo, por lo que es importante adaptar las actividades a sus necesidades individuales.
Estas estrategias, basadas en la teoría de Piaget, no solo mejoran la atención, sino que también promueven un aprendizaje significativo y duradero.
La atención según Piaget y el aprendizaje activo
Otra dimensión importante de la atención según Piaget es su relación con el aprendizaje activo. Para Piaget, el niño no aprende simplemente al observar o escuchar, sino al hacer, experimentar y construir su propio conocimiento. Este proceso requiere una atención activa, en la que el niño no solo percibe información, sino que la organiza, la transforma y la integra en sus esquemas mentales.
Por ejemplo, un niño que construye una torre con bloques no solo está prestando atención a los bloques, sino que también está pensando en cómo colocarlos, qué forma darle a la torre y cómo resolver problemas como la estabilidad. Este tipo de atención activa es fundamental para el desarrollo cognitivo, ya que permite al niño construir conocimientos de manera significativa.
Este enfoque contrasta con modelos educativos tradicionales que priorizan la memorización y la repetición. Según Piaget, el aprendizaje debe ser un proceso activo, en el que el niño sea el protagonista, y su atención sea el medio a través del cual construye su comprensión del mundo.
La atención según Piaget y su relevancia en la actualidad
Aunque la teoría de Piaget fue desarrollada hace más de un siglo, su enfoque sigue siendo relevante en la actualidad, especialmente en el campo de la educación infantil. En un mundo cada vez más acelerado y saturado de estímulos, entender cómo se desarrolla la atención en los niños es fundamental para diseñar estrategias educativas efectivas.
Muchos de los principios de Piaget, como el enfoque constructivista, la importancia de la interacción con el entorno y el respeto al ritmo individual de desarrollo, son ahora reconocidos como elementos clave en la educación moderna. Además, su visión de la atención como un proceso activo y progresivo ha influido en corrientes pedagógicas como el enfoque Montessori, el aprendizaje basado en proyectos y el juego como herramienta educativa.
En resumen, la atención según Piaget no solo es un fenómeno psicológico, sino también un proceso esencial para el desarrollo cognitivo, social y emocional de los niños. Comprenderlo y aplicarlo en la educación nos permite no solo mejorar la atención de los niños, sino también fomentar un aprendizaje más profundo, significativo y duradero.
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