El concreto es uno de los materiales más versátiles y utilizados en la construcción moderna. Sin embargo, no todos los tipos de concreto se emplean de la misma manera. Uno de los más destacados es el concreto puesto en obra, que se caracteriza por ser preparado en el lugar de construcción, en lugar de ser fabricado en una planta. Este tipo de concreto se adapta a las necesidades específicas de cada proyecto, ofreciendo mayor flexibilidad y control sobre su calidad. A continuación, exploraremos en profundidad qué implica este proceso, cómo se diferencia del concreto premezclado, y cuáles son sus ventajas y desventajas.
¿Qué es el concreto puesto en obra?
El concreto puesto en obra, también conocido como concreto fresco en obra, es aquel que se prepara directamente en el lugar donde se utilizará, mezclando los componentes básicos —cemento, agua, áridos y aditivos— en una planta o camión mezclador situado cerca del sitio de construcción. Este tipo de concreto permite ajustar su consistencia y proporciones según las necesidades específicas de cada estructura o fase del proyecto.
Su uso es común en obras de gran tamaño o en proyectos donde las especificaciones técnicas son variables, ya que permite una mayor adaptabilidad. Además, el concreto puesto en obra se beneficia de una mejor supervisión en cuanto a calidad, ya que se puede controlar el proceso de mezcla en tiempo real.
¿Sabías qué?
El uso del concreto puesto en obra no es nuevo. De hecho, en los albores del desarrollo de la industria de la construcción, la mayoría de los concretos se preparaban en obra debido a la falta de infraestructura para la producción en plantas especializadas. Con el tiempo, el concreto premezclado en fábrica se popularizó, pero el concreto en obra sigue siendo una opción clave en proyectos complejos o en regiones donde la logística de transporte limita el uso de concretos premezclados.
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Características del concreto fresco y su preparación en obra
La preparación del concreto puesto en obra implica una serie de pasos bien definidos para garantizar su calidad y durabilidad. En primer lugar, se seleccionan los materiales básicos: cemento Portland, agregados finos y gruesos, agua y, en algunos casos, aditivos como plastificantes, aceleradores o retardadores. Estos materiales se dosifican según las especificaciones del proyecto y se mezclan en una planta de concreto situada en obra o muy cerca de ella.
La principal ventaja de este proceso es la posibilidad de ajustar las proporciones según las necesidades específicas del momento. Por ejemplo, en climas fríos se pueden usar aditivos para evitar la congelación, o en climas cálidos se pueden emplear retardadores para prolongar el tiempo de fraguado. Además, al mezclarse en obra, se puede garantizar una mejor homogeneidad del material, especialmente en proyectos que requieren una alta resistencia a la compresión.
Otra característica importante es el control de calidad. Al prepararse en el mismo lugar donde se va a utilizar, se puede realizar una inspección más estricta del proceso de mezcla, garantizando que no haya errores en la dosificación o en la homogeneidad del material. Esto es especialmente útil en estructuras críticas como cimentaciones, muros de contención o losas de gran espesor.
Diferencias entre concreto en obra y concreto premezclado
Aunque ambos tipos de concreto tienen como objetivo final la construcción de estructuras sólidas y duraderas, existen diferencias significativas entre el concreto puesto en obra y el concreto premezclado. Mientras que el concreto premezclado se fabrica en una planta y se transporta hasta el lugar de construcción en camiones mezcladores, el concreto en obra se prepara directamente en el sitio.
Esto hace que el concreto en obra ofrezca mayor flexibilidad en cuanto a la adaptación a las condiciones del terreno, el clima y las necesidades específicas del proyecto. Por otro lado, el concreto premezclado garantiza una producción más rápida y controlada en fábrica, lo que puede ser más eficiente en proyectos de menor tamaño o en lugares con acceso limitado a equipos de mezcla en obra.
Ejemplos prácticos de uso del concreto puesto en obra
El concreto puesto en obra se emplea en una amplia variedad de proyectos de construcción, especialmente aquellos que requieren un alto grado de personalización o adaptación. Algunos de los ejemplos más comunes incluyen:
- Cimentaciones profundas: En proyectos donde se requiere excavación a gran profundidad, como torres de edificios altos o túneles, el concreto en obra permite ajustar la mezcla según las condiciones del subsuelo.
- Muros de contención: Estos elementos estructurales necesitan un concreto de alta resistencia y homogeneidad, características que se mejoran al preparar la mezcla en obra.
- Losas de gran espesor: En construcciones como hangares o centros logísticos, las losas suelen requerir concretos con propiedades específicas, como baja retracción o alta resistencia al impacto.
- Reparaciones estructurales: En caso de daños o deterioro de estructuras existentes, el concreto en obra permite mezclar materiales compatibles con los antiguos, garantizando una integración óptima.
En todos estos casos, la posibilidad de adaptar la mezcla según las necesidades del momento es un factor clave para el éxito del proyecto.
Ventajas del concreto puesto en obra
El uso del concreto puesto en obra ofrece una serie de ventajas que lo hacen especialmente atractivo en ciertos tipos de proyectos. Algunas de las principales ventajas incluyen:
- Flexibilidad: La mezcla se puede ajustar según las condiciones del terreno, el clima y las necesidades estructurales del momento.
- Control de calidad: Al prepararse en obra, se puede supervisar directamente el proceso de dosificación y mezcla, minimizando errores.
- Economía local: Este tipo de concreto fomenta el uso de recursos locales, como los agregados, lo que puede reducir costos de transporte.
- Adaptabilidad a proyectos complejos: Es ideal para estructuras de gran tamaño o con geometrías irregulares que no pueden ser manejadas fácilmente con concretos premezclados.
- Uso en zonas de difícil acceso: En proyectos donde el transporte de camiones mezcladores es complicado, el concreto en obra es una solución viable.
Estas ventajas lo convierten en una opción estratégica para proyectos que requieren una alta personalización o que se desarrollan en condiciones geográficas desafiantes.
Tipos de concreto puesto en obra según su uso
El concreto puesto en obra puede clasificarse en varios tipos según su uso o composición. Algunos de los más comunes incluyen:
- Concreto normal: Utilizado para estructuras convencionales como muros, losas y columnas. Tiene una resistencia a la compresión entre 20 y 40 MPa.
- Concreto de alta resistencia: Ideal para estructuras que soportan grandes cargas, como torres de edificios altos. Puede alcanzar resistencias superiores a 60 MPa.
- Concreto liviano: Usado en proyectos donde se busca reducir el peso estructural, como en edificios de múltiples pisos.
- Concreto autoadensable (CAA): Se utiliza en estructuras complejas donde el hormigonado manual es difícil. Se caracteriza por su fluidez y capacidad de autoenrasar.
- Concreto impermeable: Ideal para cimentaciones, piscinas y estanques, ya que incluye aditivos que reducen la permeabilidad al agua.
- Concreto refractario: Empleado en hornos industriales y chimeneas, resistiendo altas temperaturas.
Cada tipo se adapta a las necesidades específicas del proyecto, lo que refuerza la importancia del concreto puesto en obra en la construcción moderna.
Consideraciones técnicas en la preparación del concreto en obra
La preparación del concreto en obra requiere una planificación detallada y una estricta supervisión para garantizar que el resultado cumpla con las especificaciones técnicas. Uno de los aspectos más importantes es la dosificación de los materiales, que debe realizarse según las proporciones establecidas por normas como la NCh 165 (Chile) o el ACI 318 (Estados Unidos). Estas normas establecen las relaciones entre cemento, agua, agregados y aditivos que garantizan una mezcla óptima.
Otro punto clave es el control de la consistencia del concreto, que se mide mediante el ensayo de asentamiento o slump test. Este test permite determinar si el concreto es adecuado para el tipo de estructura que se va a construir. Por ejemplo, un concreto con alto asentamiento es más adecuado para trabajos de encofrado complejo, mientras que uno con bajo asentamiento es ideal para elementos de gran espesor.
Finalmente, es fundamental que el personal encargado de la mezcla esté debidamente capacitado y que se utilicen equipos adecuados, como mezcladoras industriales, para garantizar una homogeneidad óptima del material.
¿Para qué sirve el concreto puesto en obra?
El concreto puesto en obra tiene múltiples aplicaciones en la construcción, siendo especialmente útil en proyectos donde se requiere una alta adaptabilidad o personalización. Algunos de los usos más comunes incluyen:
- Cimentaciones: Al permitir ajustar la mezcla según las condiciones del suelo, es ideal para cimentaciones de gran tamaño o en terrenos desfavorables.
- Muros de contención: Estos elementos estructurales requieren un concreto de alta resistencia y homogeneidad, características que se mejoran al preparar la mezcla en obra.
- Reparaciones estructurales: En casos donde es necesario reforzar o remplazar partes dañadas de una estructura, el concreto en obra permite una integración perfecta con los materiales existentes.
- Proyectos en zonas remotas: En lugares donde el transporte de concreto premezclado es complicado o costoso, el concreto en obra es una solución viable y eficiente.
En todos estos casos, la posibilidad de adaptar la mezcla según las necesidades del momento es un factor clave para el éxito del proyecto.
Ventajas y desventajas del concreto en obra
Aunque el concreto puesto en obra tiene varias ventajas, también presenta ciertos desafíos que deben ser considerados al momento de elegirlo para un proyecto.
Ventajas:
- Flexibilidad: Permite ajustar la mezcla según las necesidades específicas del momento.
- Control de calidad: Al prepararse en obra, se puede supervisar directamente el proceso de dosificación y mezcla.
- Adaptabilidad: Ideal para estructuras complejas o en terrenos desfavorables.
- Costo reducido en transporte: En proyectos cercanos a la fuente de materiales, se pueden reducir los costos de transporte.
Desventajas:
- Dependencia del personal: Requiere de personal capacitado para garantizar una buena calidad de la mezcla.
- Mayor tiempo de preparación: Puede ser más lento que el concreto premezclado, especialmente en proyectos grandes.
- Riesgo de errores humanos: Al no estar automatizado, hay mayor riesgo de errores en la dosificación.
- Limitaciones en volumen: No es ideal para proyectos de muy alto volumen, ya que la producción en obra puede no ser tan eficiente.
En proyectos donde se prioriza la calidad, la adaptabilidad y el control directo, el concreto en obra puede ser la mejor opción.
Factores que influyen en la calidad del concreto en obra
La calidad del concreto puesto en obra depende de varios factores que deben ser cuidadosamente controlados durante todo el proceso. Algunos de los más importantes incluyen:
- Calidad de los materiales: El cemento, los agregados y el agua deben cumplir con las normas establecidas para garantizar una buena resistencia y durabilidad.
- Proporciones correctas: Una dosificación inadecuada puede afectar la resistencia, la durabilidad y la trabajabilidad del concreto.
- Condiciones ambientales: El clima influye directamente en el fraguado del concreto. En climas fríos, se pueden usar aditivos para evitar el congelamiento, mientras que en climas cálidos se pueden emplear retardadores para prolongar el tiempo de fraguado.
- Técnicas de hormigonado: El método de colocación y compactación del concreto afecta directamente su homogeneidad y resistencia final.
- Tiempo de mezcla y transporte: Es importante garantizar que el concreto se mantenga homogéneo durante todo el proceso, desde la preparación hasta la colocación.
Controlar estos factores permite obtener un concreto de alta calidad, adecuado para las exigencias del proyecto.
¿Qué implica el uso del concreto en obra en la normativa actual?
En la mayoría de los países, el uso del concreto puesto en obra se rige por normativas técnicas que establecen las condiciones mínimas para garantizar la calidad y seguridad de las estructuras. En Chile, por ejemplo, se aplican normas como la NCh 165, que establece los requisitos para la dosificación y preparación del concreto, y la NCh 166, que define las propiedades del concreto fresco y endurecido.
Estas normativas establecen parámetros para la resistencia a la compresión, la trabajabilidad, el contenido de cemento, la relación agua-cemento y los requisitos de durabilidad. Además, se exige la realización de ensayos de control de calidad, como el slump test y el ensayo de compresión en probetas, para garantizar que el concreto cumple con las especificaciones requeridas.
En otros países, como Estados Unidos, se aplican normas como el ACI 318 y el ASTM C94, que regulan la producción y uso del concreto en obra. Estas normativas son esenciales para garantizar la seguridad estructural y la durabilidad a largo plazo de las construcciones.
¿Cuál es el origen del concreto puesto en obra?
El concepto de preparar concreto directamente en el lugar de construcción tiene raíces históricas profundas. Desde la antigüedad, civilizaciones como los romanos usaban mezclas de piedra, arena, agua y cemento natural para construir estructuras duraderas. Sin embargo, el uso moderno del concreto se desarrolló a mediados del siglo XIX, con la invención del cemento Portland por Joseph Aspdin en 1824.
En los inicios, toda la producción de concreto se realizaba en obra, ya que no existían las tecnologías necesarias para fabricar concreto premezclado. Con el tiempo, la industria de la construcción evolucionó y aparecieron las plantas de concreto, permitiendo la producción en grandes volúmenes y con mayor control de calidad. Sin embargo, el concreto en obra no desapareció, sino que se consolidó como una opción estratégica para proyectos complejos o en zonas donde el transporte de concreto premezclado no era viable.
Comparación con otros tipos de concreto
El concreto puesto en obra se compara con otros tipos de concreto, como el concreto premezclado y el concreto en bolsas. Cada uno tiene ventajas y desventajas según el tipo de proyecto:
- Concreto premezclado: Se fabrica en una planta y se transporta en camiones mezcladores. Es ideal para proyectos grandes y urbanos, donde se requiere una producción rápida y continua.
- Concreto en bolsas: Se vende en formato de sacos y se mezcla en obra con agua. Es más adecuado para trabajos pequeños o de mantenimiento, ya que no permite ajustes significativos en la dosificación.
- Concreto en obra: Ofrece mayor flexibilidad y control de calidad, pero requiere más tiempo y personal especializado.
La elección del tipo de concreto depende de factores como el tamaño del proyecto, la logística, los requisitos técnicos y el presupuesto disponible.
¿Qué herramientas se necesitan para preparar concreto en obra?
Para preparar concreto en obra de manera adecuada, se requieren una serie de herramientas y equipos que garantizan la calidad y la seguridad del proceso. Algunos de los más importantes incluyen:
- Balanzas de dosificación: Para medir con precisión los materiales.
- Mezcladoras industriales: Para garantizar una homogeneidad óptima del concreto.
- Camiones mezcladores o carros de mezcla: Para transportar el concreto fresco al lugar de colocación.
- Ensayos de control de calidad: Como el slump test, el ensayo de compresión y la medición del contenido de aire.
- Equipos de protección personal: Para garantizar la seguridad del personal durante la mezcla y colocación del concreto.
Tener acceso a estos equipos es fundamental para garantizar una producción eficiente y segura del concreto en obra.
Cómo usar el concreto puesto en obra y ejemplos de aplicación
El uso del concreto puesto en obra implica una serie de pasos que deben seguirse para garantizar una correcta colocación y fraguado. Algunos de los pasos más importantes incluyen:
- Preparación del terreno: Se limpia y nivela el área donde se va a colocar el concreto.
- Encofrado: Se colocan los moldes para definir la forma de la estructura.
- Colocación del concreto: Se vierte el concreto fresco en el encofrado, asegurando una distribución uniforme.
- Compactación: Se utiliza vibradores o herramientas manuales para eliminar burbujas de aire y garantizar una buena adherencia.
- Curado: Se aplica agua o compuestos de curado para evitar la pérdida de humedad y garantizar un buen fraguado.
Un ejemplo común es la construcción de una cimentación para un edificio. En este caso, el concreto en obra permite ajustar la mezcla según las condiciones del suelo y garantizar una buena adherencia con los elementos de acero de refuerzo.
Tendencias actuales en el uso del concreto en obra
En la actualidad, el uso del concreto puesto en obra está evolucionando con la introducción de nuevas tecnologías y prácticas sostenibles. Algunas de las tendencias más destacadas incluyen:
- Uso de aditivos ecológicos: Como los aditivos derivados de residuos industriales, que reducen la huella de carbono del concreto.
- Automatización del proceso de mezcla: Con el uso de mezcladoras automatizadas que garantizan una mayor precisión en la dosificación.
- Monitoreo en tiempo real: Con sensores que permiten controlar la temperatura, la humedad y otros parámetros críticos durante el fraguado del concreto.
- Optimización de recursos: A través del uso de software de gestión que permite calcular con mayor precisión las cantidades necesarias de materiales, reduciendo desperdicios.
Estas innovaciones están ayudando a hacer del concreto en obra una opción más eficiente, sostenible y segura para la industria de la construcción.
Futuro del concreto puesto en obra
A medida que la industria de la construcción se vuelve más consciente del impacto ambiental y de la necesidad de sostenibilidad, el concreto puesto en obra está ganando terreno como una alternativa viable. Su capacidad de adaptación, control de calidad y uso de recursos locales lo convierte en una opción atractiva para proyectos en desarrollo sostenible.
Además, con el avance de la tecnología, se espera que el concreto en obra se beneficie de herramientas digitales y automatizadas que permitan una mayor eficiencia en la producción y menor desperdicio de materiales. En el futuro, el concreto en obra podría ser una solución clave para proyectos que busquen equilibrar el crecimiento urbano con la preservación del medio ambiente.
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