La inflación no subyacente es un indicador clave para comprender la dinámica de los precios en México. Este concepto se refiere a la variación porcentual de los precios de los bienes y servicios que no se excluyen de los cálculos, a diferencia de la inflación subyacente, que sí filtra ciertos componentes volátiles. En este artículo exploraremos a fondo qué implica este índice, su importancia en la economía mexicana y cómo se relaciona con las decisiones de política monetaria y el bienestar de los hogares.
¿Qué es la inflación no subyacente en México?
La inflación no subyacente es el aumento generalizado de los precios de una canasta fija de bienes y servicios que refleja la variación de precios en toda la economía, sin excluir componentes que puedan ser volátiles o estacionales. En México, este índice es calculado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), y se publica mensualmente como parte del Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC).
Este indicador es ampliamente utilizado por el Banco de México (Banxico) como una de las herramientas para evaluar el comportamiento general de los precios en el país. Dado que abarca una gama amplia de productos y servicios, desde alimentos hasta servicios educativos, su medición permite detectar tendencias económicas que afectan a la población en su conjunto.
¿Sabías que la inflación no subyacente es el indicador más utilizado para medir el costo de vida en México? Es decir, refleja cómo están cambiando los precios de lo que los consumidores realmente compran. Por ejemplo, si hay un aumento sostenido en los precios de los alimentos o la energía, este índice lo captará y servirá como base para ajustes salariales, pensiones y políticas económicas.
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La importancia de la inflación no subyacente en la economía mexicana
La inflación no subyacente no solo mide el ritmo de aumento de los precios, sino que también actúa como un termómetro de la estabilidad económica. En México, su seguimiento es fundamental porque permite a los tomadores de decisiones anticipar movimientos en la economía y ajustar políticas, como el manejo de la tasa de interés, para mantener la estabilidad del poder adquisitivo.
Este índice es especialmente relevante en un país con una economía diversa y una alta dependencia de la canasta básica. Por ejemplo, cuando hay fluctuaciones en los precios de productos como la tortilla, el gas LP o la gasolina, estos cambios se reflejan directamente en la inflación no subyacente. Esto da una visión clara del impacto que tiene la variabilidad de ciertos productos en el bolsillo de los mexicanos.
Además, el Banco de México utiliza esta información para decidir si ajusta la tasa de interés interbancaria. Si la inflación no subyacente se desvía del objetivo establecido (generalmente 3% anual), el Banco puede intervenir para enfriar o estimular la economía. Por ejemplo, en 2022, ante una inflación elevada por el impacto de la guerra en Ucrania y los altos precios internacionales de energía, el Banxico tomó decisiones de política monetaria con base en este índice para controlar el aumento de los precios.
La diferencia entre inflación subyacente y no subyacente
Es fundamental entender que la inflación no subyacente incluye todos los componentes del INPC, mientras que la inflación subyacente excluye ciertos elementos que son considerados volátiles o estacionales, como alimentos y energía. Esta distinción permite a los analistas y autoridades económicas observar dos perspectivas del mercado.
Por ejemplo, en un mes donde se registra un aumento temporal en el precio de la leche o el pan debido a factores estacionales o coyunturales, la inflación no subyacente lo reflejará, pero la subyacente no. Esto permite al Banco de México diferenciar entre movimientos puntuales de precios y tendencias más estructurales. De esta manera, las decisiones de política monetaria pueden ser más precisas y menos reactivas a fluctuaciones coyunturales.
Ejemplos de cómo se calcula la inflación no subyacente en México
El cálculo de la inflación no subyacente en México se basa en el INPC, que considera una canasta representativa de productos y servicios que consumen los hogares mexicanos. Esta canasta se divide en once grupos, como alimentos y bebidas, vivienda, transporte, entre otros. Cada uno de estos grupos tiene un peso específico que refleja su importancia relativa en el gasto total de los hogares.
Por ejemplo, en 2023, los alimentos y bebidas representaban alrededor del 16% del INPC, mientras que la vivienda aportaba cerca del 12%. Los precios de estos productos se recopilan mensualmente en más de 200 localidades del país, y se comparan con los precios del mes anterior para calcular la tasa de inflación. Si en un mes dado, los precios de los alimentos suben 5%, y los de vivienda suben 2%, estos aumentos se ponderan según su relevancia para obtener una tasa general de inflación no subyacente.
Un ejemplo práctico es el de 2022, cuando la inflación no subyacente en México llegó a niveles cercanos al 9% anual, lo que llevó al Banco de México a elevar las tasas de interés para controlar el aumento de precios. Este cálculo permitió al Banxico actuar de manera proactiva y mitigar el impacto en la economía.
Concepto de inflación no subyacente: ¿por qué es útil?
El concepto de inflación no subyacente es útil porque ofrece una visión integral del comportamiento de los precios en la economía. A diferencia de otros índices que pueden filtrar ciertos componentes, este índice refleja lo que realmente experimentan los consumidores en su vida diaria. Su relevancia radica en que no solo mide el costo de vida, sino también el impacto que tienen los cambios en los precios sobre los hogares, especialmente los de menores ingresos.
Este concepto también es importante porque permite evaluar la efectividad de las políticas económicas. Por ejemplo, si el Banco de México implementa una política monetaria restrictiva para controlar la inflación, puede monitorear si esta medida está teniendo el efecto deseado al observar la evolución del índice no subyacente. Además, empresas, sindicatos y gobiernos usan este índice para ajustar salarios, pensiones y subsidios, garantizando que los ingresos se mantengan alineados con el costo de vida.
Los 10 componentes más influyentes en la inflación no subyacente de México
La inflación no subyacente en México se compone de múltiples elementos que, según su peso en la canasta, pueden influir significativamente en la tasa general. A continuación, se presentan los 10 componentes más influyentes:
- Alimentos y bebidas no alcohólicas – Representa alrededor del 16% del INPC.
- Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles – Aporta cerca del 12%.
- Transporte – Incluye combustibles, transporte público y privado (aproximadamente 10%).
- Servicios médicos y de salud – Con un peso cercano al 6%.
- Educación – Casi 5% del INPC.
- Ropa y calzado – Alrededor del 4%.
- Servicios recreativos, culturales y de esparcimiento – Aproximadamente 3%.
- Hogar (artículos de uso doméstico, limpieza, etc.) – Alrededor del 4%.
- Equipos y servicios de telecomunicaciones – Cerca del 3%.
- Alquileres y servicios relacionados con la vivienda – Aproximadamente 4%.
Estos componentes son monitoreados mensualmente y su variación puede impactar de forma directa en la inflación general. Por ejemplo, un aumento en los precios del gas LP o de los alimentos puede elevar significativamente el índice, especialmente en economías con alta dependencia de la canasta básica como la de México.
La relación entre la inflación no subyacente y la economía mexicana
La inflación no subyacente no solo refleja el costo de vida, sino que también actúa como un espejo de la salud de la economía mexicana. Cuando los precios suben de manera sostenida, puede indicar que la demanda está creciendo más rápido que la oferta, o que hay presiones externas, como aumentos en los precios internacionales de energía o alimentos.
Por ejemplo, durante la pandemia de 2020, la inflación no subyacente en México disminuyó debido a la contracción económica y la caída en el consumo. Sin embargo, en 2021 y 2022, al reanudarse la economía y con el impacto de la guerra en Ucrania, los precios comenzaron a subir de nuevo, reflejando la volatilidad de los mercados globales. En este contexto, el Banco de México utilizó la inflación no subyacente como base para ajustar la política monetaria y estabilizar los precios.
Este índice también es clave para las empresas, ya que les permite anticipar cambios en los costos de producción y ajustar sus estrategias de precios. Asimismo, los hogares usan esta información para planificar sus gastos y ahorrar con mayor seguridad.
¿Para qué sirve la inflación no subyacente en México?
La inflación no subyacente tiene múltiples usos en la vida económica de México. En primer lugar, sirve como base para la política monetaria. El Banco de México la utiliza para tomar decisiones sobre las tasas de interés, con el objetivo de mantener la inflación dentro del objetivo establecido (3% anual).
En segundo lugar, este índice es fundamental para el ajuste de salarios y pensiones. Muchos contratos colectivos y reglas de pensiones incluyen cláusulas de actualización basadas en la inflación no subyacente, lo que permite a los trabajadores mantener su poder adquisitivo a lo largo del tiempo.
Además, el gobierno federal y los estados utilizan esta información para diseñar políticas públicas, como subsidios a la canasta básica, programas de apoyo a la vivienda o apoyos a sectores vulnerables. También es utilizada por instituciones académicas y analistas económicos para hacer proyecciones y estudios sobre el comportamiento de la economía mexicana.
Variantes y sinónimos de la inflación no subyacente
Aunque el término más común es inflación no subyacente, existen otras formas de referirse a este concepto. Algunos de los sinónimos o expresiones relacionadas incluyen:
- Inflación general: Se refiere a la variación de precios de toda la canasta de consumo.
- Índice de precios al consumidor (IPC): En muchos países, el IPC es el equivalente al INPC de México.
- Variación porcentual de precios: Indica el ritmo al que suben o bajan los precios de los bienes y servicios.
- Costo de vida: Es una expresión que, aunque no es un índice oficial, está directamente relacionada con la inflación no subyacente.
Es importante destacar que, aunque estos términos pueden parecer similares, cada uno tiene un uso específico. Por ejemplo, el IPC se calcula de manera similar al INPC, pero puede variar según el país. Por otro lado, el costo de vida es una percepción subjetiva, mientras que la inflación no subyacente es una medición objetiva basada en datos estadísticos.
La inflación no subyacente como reflejo de la economía mexicana
La inflación no subyacente no solo es un indicador económico, sino también un reflejo de la dinámica social y económica del país. En México, donde una gran parte de la población vive en la canasta básica, cualquier variación en los precios de alimentos, energía o transporte tiene un impacto directo en el bienestar de los hogares.
Por ejemplo, cuando se registra un aumento en el precio del gas LP o del pan, la inflación no subyacente sube, lo que puede llevar a un incremento en el número de personas que caen en pobreza. Por el contrario, cuando los precios se estabilizan o bajan, los hogares tienen más capacidad para invertir, ahorrar o mejorar su calidad de vida.
Este índice también refleja la eficacia del gobierno y del Banco de México en el manejo de la economía. Si la inflación se mantiene dentro del objetivo, se considera una señal de estabilidad. Sin embargo, si se aleja de este objetivo por un periodo prolongado, puede generar inestabilidad financiera y pérdida de confianza en las instituciones.
El significado de la inflación no subyacente en México
La inflación no subyacente en México es el resultado de la variación de precios de los bienes y servicios que conforman la canasta del INPC. Este índice tiene un significado económico profundo, ya que no solo mide el costo de vida, sino que también sirve como guía para las decisiones de política monetaria, fiscal y social.
Desde una perspectiva histórica, México ha experimentado períodos de inflación muy alta, como los de los años 80, cuando la inflación superó el 200%. Desde entonces, el Banco de México ha trabajado para mantener la inflación dentro de un rango controlado. La inflación no subyacente es una herramienta clave en este proceso, ya que permite detectar con anticipación movimientos en los precios y tomar medidas preventivas.
En la práctica, este índice también tiene un impacto social. Por ejemplo, cuando la inflación no subyacente es alta, los hogares tienden a reducir su consumo de bienes no esenciales, lo que puede afectar a sectores como el retail, la industria y el turismo. Por otro lado, una inflación baja y estable fomenta el crecimiento económico y el empleo.
¿Cuál es el origen de la inflación no subyacente en México?
El concepto de inflación no subyacente en México tiene su origen en la necesidad de medir con precisión la variación de precios en la canasta de consumo de los hogares. A principios del siglo XXI, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) comenzó a calcular el INPC, que incluía una canasta amplia de productos y servicios, sin excluir elementos volátiles como alimentos o energía.
Esta metodología se adoptó para ofrecer una visión integral del comportamiento de los precios y facilitar la comparación con otros países. A diferencia de la inflación subyacente, que se diseñó para filtrar ciertos componentes, la inflación no subyacente se convirtió en el indicador principal para medir el costo de vida en México.
El Banco de México también se benefició de este índice, ya que le permitió tener una base más sólida para tomar decisiones de política monetaria. En la actualidad, la inflación no subyacente sigue siendo el principal referente para evaluar la estabilidad económica del país.
La inflación no subyacente y su impacto en los hogares mexicanos
El impacto de la inflación no subyacente en los hogares mexicanos es directo y significativo. Dado que incluye una canasta representativa de productos y servicios que consumen las familias, cualquier aumento en este índice se traduce en un incremento en el costo de vida.
Por ejemplo, cuando los precios de los alimentos suben, las familias reducen su consumo o buscan alternativas más económicas. Esto puede afectar su nutrición y salud. De manera similar, un aumento en los precios de los servicios básicos, como agua o electricidad, puede reducir el presupuesto disponible para otros gastos, como educación o salud.
Además, la inflación no subyacente también tiene un impacto en el ahorro. Cuando los precios suben, el dinero pierde valor con el tiempo, lo que disuade a las personas de ahorrar. Por otro lado, una inflación baja y estable fomenta la confianza en el sistema financiero y permite a los hogares planificar mejor su futuro.
¿Cómo afecta la inflación no subyacente a la economía mexicana?
La inflación no subyacente afecta a la economía mexicana de múltiples maneras. En primer lugar, cuando los precios suben de manera acelerada, los consumidores reducen su gasto, lo que puede llevar a una disminución en la producción y el empleo. Por otro lado, una inflación muy baja o negativa (deflación) también puede ser perjudicial, ya que puede llevar a una reducción en el consumo y a un estancamiento económico.
En el contexto internacional, México es particularmente vulnerable a la inflación no subyacente debido a su dependencia de importaciones, especialmente de energía y alimentos. Por ejemplo, un aumento en los precios internacionales de la gasolina o el petróleo se traduce directamente en un incremento en la inflación no subyacente, lo que puede afectar a toda la economía.
También es importante destacar que una inflación alta puede afectar la competitividad de las exportaciones mexicanas, ya que los productos se vuelven más caros para los compradores internacionales. Esto puede llevar a una reducción en las exportaciones y, en consecuencia, a una menor crecimiento económico.
Cómo usar la inflación no subyacente y ejemplos de su uso
La inflación no subyacente es una herramienta que puede usarse de diversas formas tanto por el gobierno como por el sector privado. A continuación, se presentan algunos ejemplos de cómo se aplica en la práctica:
- Ajuste de salarios: Muchas empresas y sindicatos usan la inflación no subyacente para actualizar los salarios de los trabajadores. Por ejemplo, si la inflación anual es del 4%, los salarios se ajustan en ese mismo porcentaje para mantener el poder adquisitivo.
- Política monetaria: El Banco de México utiliza este índice para decidir si ajusta la tasa de interés. Si la inflación se desvía del objetivo, el Banxico puede elevar o reducir las tasas para controlar el ritmo de los precios.
- Ajuste de pensiones y subsidios: El gobierno federal y estatal utiliza la inflación no subyacente para actualizar los montos de pensiones, becas y otros apoyos sociales.
- Estudios económicos: Académicos y analistas usan este índice para hacer proyecciones económicas y evaluar el impacto de políticas públicas.
- Inversión financiera: Los inversionistas usan la inflación no subyacente para evaluar el rendimiento real de sus inversiones y ajustar su cartera para mitigar el riesgo de pérdida de valor.
Impacto de la inflación no subyacente en el sector financiero
El sector financiero es uno de los más afectados por la inflación no subyacente. Cuando los precios suben, el valor del dinero disminuye, lo que afecta a los ahorros, préstamos y créditos. Por ejemplo, si la inflación es alta, los ahorros de los ciudadanos pierden poder adquisitivo con el tiempo, lo que disuade a las personas de ahorrar.
Por otro lado, los bancos y otras instituciones financieras ajustan sus tasas de interés según la inflación no subyacente. Si los precios suben, las tasas de interés tienden a aumentar, lo que puede dificultar el acceso a créditos para empresas y consumidores. Esto puede ralentizar la economía y reducir el crecimiento.
También es importante destacar que la inflación no subyacente afecta a los bonos y otros instrumentos financieros. Por ejemplo, los bonos con tasa fija pierden valor en entornos de alta inflación, mientras que los bonos indexados a la inflación ofrecen un mejor rendimiento en esas condiciones.
La inflación no subyacente como reflejo de la política económica
La inflación no subyacente no solo es un indicador económico, sino también un reflejo de las políticas públicas y de la gestión del gobierno. Por ejemplo, cuando el gobierno implementa programas de apoyo a los hogares, como el Programa de Apoyo Directo a los Hogares (PROSPERA), la inflación no subyacente puede verse afectada por el aumento en el consumo.
También puede verse influenciada por decisiones de política fiscal, como aumentos o reducciones en los impuestos. Por ejemplo, un aumento en el Impuesto al Valor Agregado (IVA) puede elevar los precios de los productos y, por ende, la inflación no subyacente.
En resumen, la inflación no subyacente es un índice que no solo mide el costo de vida, sino que también refleja la eficacia de las políticas económicas y la estabilidad del sistema financiero. Su seguimiento es fundamental para garantizar un desarrollo económico sostenible y equitativo en México.
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